lunes, 27 de octubre de 2008

Capítulo 3: Demencia.

Woha!! Me tarde?? xD lo siento, pero.. es que tienia cosillas por ahí que hacer y... ya saben, no?
espero les siga gustando la novela que para esta ocación mueren muchas, pero muchas personas u.u'

ya no les cuento, mejor leanle ;D

pd: no veo tanto anime........

Capítulo 3: Demencia.

-“Dado que han fracasado en su misión, hemos mandado el equipo de UHG a eliminar el objetivo. Pronto les daré indicaciones de su siguiente misión, por lo pronto ocúltense bien. “– Lorea escuchaba atenta tras la bocina donde Joseph le hablaba.

¿La misión había fracasado? Pero entonces, ¿Qué sucedió con las otras parejas?

La noche era fría. La herida de Flosk a pesar de que era un poco profunda, no era para preocuparse mucho. Flosk reposaba en la cama.

Lorea se levanto y se dirigió justo al baño, cerró la puerta y se recargó en ella. Empezó a recordar aquella noche cuando ellos dos se habían enfrentado, se seguía preguntando por que le había perdonado la vida, ni siquiera ella lo comprendía.

La noche era oscura, pero a pesar de ellos, había mucha iluminación afuera, miles de agentes buscaban el rastro de los dos fugitivos. Aquellos sonidos que provenían de distintas unidades móviles fuera del apartamento incomodaban a Flosk. Alarmas, sonidos de sirenas. Su cara, bañada en sudor, hacia muecas extrañas, como si estuviese soñando con el mismo diablo.

La noche fue larga para ambos, muy larga, no podían bajar la guardia, pero al fin amaneció.

Lorea no logró cerrar los parpados ni por medio minuto durante toda la noche, tenía cierto remordimiento por algunas cosas. Sus ojos reflejaban el rostro de Flosk durmiendo, reflejaban eso y tal vez, algo más.

Cuando Flosk despertó, no estaba Lorea en cama. Revisó su hombro lastimado, tenía unos vendajes, le parecían un poco apretados aun que pensó que así estaba bien. Logró levantarse con un poco de esfuerzo y puso ambos pies sobre el suelo. Se quedó sentado por unos momentos, seguía analizando la situación. Se puso de pié y fue directo al baño. Abrió la puerta, había mucho vapor y tras el empañado cristal opaco de la puerta deslizante, se encontraba la borrosa silueta desnuda de Lorea. Flosk caminó un poco, justo a unos cuantos centímetros del cristal.

-“¿Hablaste con Joseph? “– Le preguntaba Flosk, un tanto tranquilo.

-“Si.”- Contesto de manera muy cortante.

-“Hemos fracasado, ¿cierto?”-

Lorea no contestó. Cerró las llaves del agua, tomo una toalla que se encontraba colgada de un gancho, envolvió su delgado cuerpo y abrió la puerta.

-“Joseph dijo que habíamos fracasado. Yo digo que Joseph no sabe de lo que somos capaces. En veinte minutos saldremos, espero estés listo. El mandatario ruso espera ansioso por su muerte.” – Terminó Lorea de hablar y salió del baño.

Una sonrisa de Flosk fue más que una perfecta señal de estar de acuerdo.

-“¡Vaya! ¿De donde sacaste eso? “- Flosk observaba curiosamente un pequeño tubo de metal. Ya había visto esa cosa en otro lugar, en los campos de entrenamiento.

-“Lo tenia guardado, dudé que tendría que utilizarlo pero es la hora. “- Lorea estaba empacando algunos tiliches.

-“¿Cómo lo conseguiste?” –

-“Jospeh me lo obsequió” – Volteó a ver a Flosk –“Me lo dio Joseph…”-

Finalmente habían terminado de prepararse.

Lentamente se dirigieron los dos hacia la puerta. Ambos estaban decididos, aun que no se habían platicado el plan, los dos lo conocían perfectamente y sabían con exactitud que hacer y, aun que les sonreía un oscuro destino no les importaba, a ellos los habían mandado a una misión y no pensaban dejarla atrás.

-“¿Sucede algo?”-

-“No, nada…”- y salieron de aquella habitación.

Unos cuantos segundos antes nadie se lo podría haber imaginado pero Lorea no tenia la misma intención de la que le había dicho a Flosk, de hecho, ella ya no era la misma.

Su mente, sus pensamientos, cualquier dolo muscular que pudo haber sentido ya no existían. Ahora solo tenía una cosa en mente: Asesinar.

Su rostro había cambiado por una maniática sonrisa. Esto a Flosk no le importó, Flosk había cambiado también. Pero, ¿Por qué?

No lo podían soportar, era imposible contener esa locura. Sus ojos, eran completamente otros. Lagrimas de excitación se desvanecían bajo las mejillas de Flosk.

-“¡No lo puedo soportar!”- Flosk gritó un grito de euforia acabó en algunas decenas de presentes. -”¡Os voy a asesinar! ¡Os voy a partir a todos en mil pedazos!” - Las personas de los alrededores pensaron que era una broma. Obviamente no era broma.

De su espalda emergieron un par de cadenas que solo le costó llevar los brazos hacia atrás para poder sujetarlas. Tomó cada una y las aventó hacia adelante.

Había un vagabundo pasando por ahí, el cual se emocionó al ver tal actuación.

Había un vagabundo pasando por ahí, su cuerpo despedazado fue lo último que pudieron ver de él.

La locura había comenzado, y empezaba a afectar a Lorea también.

-”No puedo contenerlo, Flosk... Simplemente, no puedo...” - Estaba con la cabeza apuntando hasta sus pies, sujetaba sus rodillas con fuerza y temblaba desde las plantas hasta lo más alto de su posible cordura.

Flosk parecía un poco tranquilo, permanecía erecto con los brazos cruzados. Había creado una cárcel de cadenas, estas giraban, daban vueltas ante Flosk, ¡y este ni siquiera las sujetaba! Repetía unas palabras en voz baja, como si estuviese rezando. Sus parpados estaban cerrados ante sus plegarias.

Lorea ya estaba loca. Contenía su maníaca risa. Su mirada reflejaba unas ganas inmensas de ir por un poco de sangre, sus parpados hasta el límite lo decían todo.

-”¡VAMOS YA!”- El grito de euforia descansó en los tímpanos de los asustados espectadores.

Levantó su demacrado rostro y se lanzó hasta la multitud. Estiró el brazo para lanzar de golpe la espada que de esta emergió. Una delicada espada de doble filo con toques futuristas.

Por su parte, Flosk tenía una mirada perdida, las cadenas habían dejado de girar y ahora las sujetaba con ambos brazos.

-”¡A por ellos!”-

Arrojó una cadena y la enrolló hacia el pobre indigente. Sus ojos así como sus demás órganos internos se expandieron hasta explotar. Las cadenas fueron capaces de romper todas sus vertebras, sus huesos, todo.

Mutiló a un inocente, a alguien que nadie iba a recordar.

Pero no era nada, Lorea terminó con la vida de por lo menos 15 personas, sus cuerpos destrozados yacían en el suelo pintado color rojo otoño. Era una masacre, una orgia de cadáveres. Cabezas, torsos, piernas, brazos... Todo por todos lados.

Sin embargo ella no tenia ni un gramo de remordimiento, lo disfrutó y quería inclusive más.

-”Todavía alguien nos espera, Lorea”-

-”Si... Vamos por ese bastardo.”-

Comenzaron a correr, corrieron sin parar, sin descansar un segundo. Corrieron y asesinaron a todo aquel que se cruzó por su camino. Niños, jóvenes, mujeres y ancianos. Todos caían ante caricia del filo de una espada o ante los ásperos bordes de unas cadenas ensangrentadas.

Incluso llegaron autoridades al “rescate de la población”, pero fue en vano. Sus armas de fuego no eran mas que moscas para ellos. Ellos eran rápidos, eran fríos, eran precisos.

Se acercó un helicóptero militar y comenzó a disparares desde las alturas. Era en vano, todo aquello que intentaran en su contra era en vano. Nada podía detenerlos.

-”Sígueme...”- Le dijo en voz baja Flosk a Lorea, pero lo suficientemente alto como para que ella le escuchase. De prisa, comenzaron a correr sobre la pared de un edifico cercano, el helicóptero trató de levantarse pero no fue tan rápido como lo necesitaba. Lorea y Flosk ya estaban dentro y asesinaron a los 5 pasajeros que este llevaba y continuaron hacia su objetivo. Ambos parecían un poco más tranquilos, Flosk manejaba el helicóptero, Lorea su locura.

Continuaron en silencio hasta llegar a su destino.

Era una mansión, ¿ese era el lugar del mandatario?

Como sea, estaba custodiado por más de 2000 agentes y militares. Flosk descendió enfrente de todos ellos, había demasiado espacio para hacerlo.

“¡Qué agallas!”, pensó el mandatario. El se encontraba al frente de todos los militares.

Del helicóptero bajó Flosk seguido por Lorea.

-”¿Quienes son ustedes?”- Les gritó desde lejos una pequeña figura.

-”Yo soy Flosk y ¡Hemos venido a martalos!” - Hubo un silencio.

-”¿Crees que tu y tu puta van a poder contra todos? ¡No seas idiota, los eliminaremos!”- replicó aquella persona.

-”Tú, enano, ¿Eres a quien buscamos?” - Hablo Lorea, comenzaba a temblar de nuevo.

-”Si, lo soy.” -

-”Entonces debes de morir.”- Levantó su espada apuntándolo.

El punto límite de la espada de Lorea y su hombro hacían un angulo perfecto de 180 grados. Un viento del norte indicó que algo iba a suceder. La brisa jugaba con el cabello de Lorea y ella conservaba sus parpados cerrados, suspiró y abrió lentamente la mano que sujetaba la espada, extendió los dedos hasta dejar de tocarla por completo, aun así, la espada ahí continuaba, flotando en el aire. Fue entonces cuando abrió los ojos y una fuerza salió de la palma de la mano de Lorea hacia su espada, esta a su vez, salio disparada como lanza directa hacia la cabeza del mandatario.

Este cayó, cayó muerto.

Las cadenas de Flosk comenzaron a girar de nuevo, Lorea se encontraba dentro de la circunferencia creada por Flosk. De nueva cuenta, cruzó los brazos y empezó a decir palabras en voz baja, sin que nadie lo escuchase.

El viendo comenzó a girar entorno a él y un aura azul rodeó sus pies.

Todo ésto sucedió durante el tiempo que el mandatario murió y cayó al suelo.

Justo cuando cayó, comenzaron los disparos pero ninguno con éxito alguno. Todas las balas eran repelidas por las cadenas giratorias, pero ¿cuanto mas podrían soportar?

Lorea, Flosk, sobrevivan”.¿Huh?

El cielo se iluminó.

La situeta de un avión paralizó tanto como el estruendoso sondio de tus turbinas. No hubo tiempo de pensar, de reaccionar... No hubo tiempo mas que de morir. La explosión que cayó del cielo destruyó todo aquel arsenal de carne humana, arrasó con todo y con todos. Inclusive las mas pequeñas criaturas como liebres y ratas murieron al instante. Desaparecieron cada una de las señales de vida, murió todo en un diametro de dos kilometros.

Desaparecieron incluso unas cadenas...

¿Sobrevivieron?, y si es así ¿Cómo?

Osuka.


No hay comentarios: